A priori, suena raro que una antigua diosa egipcia como Isis pudiera ser adorada en Valencia, pero parece ser que en la Valentia romana efectivamente existía un grupo de culto, un grupo de adoradores a la hermana primero y esposa después del dios Osiris y madre, reina y diosa de todos los dioses. O al menos eso es lo que se desprende de los caracteres latinos de una antiquísima lápida romana, actualmente expuesta en un monumento ubicado en uno de los pretiles del antiguo cauce del río Turia. Una lápida, por cierto, que fue hallada en el lecho del río en 1759, entonces caudaloso y navegable.
Precisamente este hallazgo es el que parece haber motivado en su momento la construcción del conjunto monumental en sí, que data del siglo XVIII en su totalidad excepción hecha de la lápida romana propiamente dicha.
Un monumento, éste del que hablamos, solitario y desconocido por muchos, junto al ya vacío antiguo cauce del Turia y mudo testigo del indiferente ir y venir de coches, autobuses, motos y patinetes eléctricos a la altura del Paseo de la Pechina. En su parte superior aparece un escudo circular de Valencia, el que identificaba a la ciudad en su época romana, aunque no procedente de aquella época, puesto que se cree fue esculpido en el siglo XVIII. Este escudo presenta en bajorrelieve el cuerno de Almatea cruzado por los rayos de Júpiter. Se trata, por tanto, del escudo de la entonces Valentia Edetanorum, que también podemos ver en el suelo de la plaza de la Virgen, junto a otra célebre inscripción sobre los fundadores de la ciudad de Valencia.
Pero volvamos a la lápida que nos interesa, que está situada justo debajo del escudo en la parte central. De origen romano, reza lo siguiente: "Sodalicivm i vernarvm colentes isidem", lo que podria traducirse como "El Colegio de los vernas (o cuyos miembros profesaban vocación a la diosa que según la mitología egipcia era la responsable de resucitar las almas de los muertos para que pasaran a la otra vida.

Pero... ¿cómo llegó este culto a asentarse en tierras Valencianas? Todo parece apuntar a que, tras la dominación romana en Egipto, eclipsando los cultos del vencedor a los del vencido, el de Isis en particular no sólo sobrevivió sino que consiguió perdurar introdujéndose, incluso, entre la sociedad romana en determinados ámbitos. No es un caso único. Cabe recordar que era costumbre de los romanos adoptar aquellas creencias que les resultaban atractivas añadiéndolas a las propias. El caso más llamativo fue el de la mitología griega, adoptada casi en su totalidad por Roma convirtiendo a Zeus en Júpiter, Atenea en Minerva, Afrodita en Venus o Ares en Marte.

Por otro lado, los 'vernas' eran los esclavos nacidos ya como tales en las casas de sus dueños y, por ello, más apreciados que los esclavos comprados de fuera. Por lo que sabemos, la leyenda de la lápida podría referirse a esclavos vernas que, imitando la predilección de sus amos por Isis, habrían formado en Valencia una cofradía para dar culto a la diosa egipcia.
La última lápida, ubicada justo debajo de la referida a Isis, es también de origen romano, pero su inscripción es del siglo XVIII. Se trata de una leyenda en tono conmemorativo y advierte al "amante de lo antiguo" del hallazgo de las dos lápidas romanas que en pretil se hallaran en el año 1759: "Siste antiquitatis amator, diu socii in alveo sepulti lapides A. D. MDCCLIX inventi, et sequenti in hunc proximorem locum positis, Dic quando primum erecti", lo que traducido al castellano viene a decir: "Detente, amador de las antigüedades. Estas dos lápidas sepultadas en el álveo del río, fueron descubiertas en el año del Señor 1759 y en el siguiente se colocaron en este más próximo lugar. Dí dónde y cuando fueron colocadas".
Sin duda un hallazgo valioso que hoy se halla a merced de la dejadez y los actos vandálicos que desaprensivos de todos los pelajes que con demasiada frecuencia no tienen otra cosa que hacer que arañar la piedra para dejar su firma particular o plasmar su patético intento de dejar un recuerdo para la posteridad de su irrelevante persona.
Espero, con este artículo, contribuir a despertar conciencias y remover y reactivar voluntades, para que caigan en la cuenta de la importancia y significación histórica de este monumento junto al viejo Turia, que lejos de ser tna sólo una piedra decorativa, da un testimonio más de algo singular que ocurrió en nuestra Valencia romana.
Nota: Esta información se ha complementado con el inestimable jdiezarnal.com , www.valenciabonita.es, el Exmo. Ayuntamiento de Valencia y Biblioteca Digital Hispánica – Biblioteca Nacional de España.
Pedro Furió