Este martes 16 de agosto, el pintor Antonio Camaró, presentaba en la provincia de Alicante, específicamente en la ciudad de Altea, su obra pictórica “Sufí entre mesalinas”. Se trata de un lienzo en el que el reconocido “pintor de la concordia y la paz”, nos recrea a un sufí entre dos mujeres occidentales, quien lleva en sus manos una biblia cristiana escrita en hebreo, viéndose claramente representadas las diferentes culturas religiosas como un simbolismo de de unidad y diálogo entre las distintas cosmovisiones del mundo.
Como se ha mencionado, en la obra se ve al sufí, que representa a un hombre espiritual que busca el encuentro con Dios. El sufismo es una creencia mística del Islam que procura el diálogo entre las personas, por lo que el cuadro simboliza que en este tiempo, incluso los místicos, buscan recobrar el contacto con otras personas, no sólo entre los seguidores del Islam, sino también con personas de toda creencia y condición, como las dos mujeres del cuadro.
Antonio Camaró recrea con sus coloridas pinceladas y su característico arte simbólico a la mística sufista, la cual hace un viaje de retorno a la nueva realidad surgida de la post pandemia. Según las palabras de este artista su cuadro representa “un viaje real y místico cuyo sentido es acabar con todo fanatismo” de igual manera expresa que con el mismo pretende “denunciar toda la opresión y barbarie que vive actualmente la comunidad bahá’í en Irán, a causa de los fundamentalismos religiosos, lo cual va en contra de los derechos humanos”.
Cabe mencionar, que la comunidad bahá’í, es una minoría religiosa que siempre ha sido perseguida y discriminada en Irán, debido a la creencia bahá’í de que hubo otro profeta después de Mahoma, lo cual es inadmisible para el islam, filosofía religiosa practicada por la mayoría de los iraníes.
El sufí del cuadro de Camaró, es el sabio, el místico, el individuo que busca la interioridad por encima de los preceptos de la ley. La experiencia sufí es el encuentro con la verdad, la cual no es monopolio de nadie, ni se encuentra limitada a una cultura, raza o creencia específica. De allí que podamos apreciar una obra en la que se invita a la concordia entre religiones, en rechazo al fundamentalismo y contribuyendo a su erradicación.
En este sentido, expresa el comisario de dicha exposición, el académico Don Pedro Adalid que “es necesaria la comprensión de los principios de cada una de las religiones sin mantener pensamientos filosóficos rígidos respecto a alguna de ellas, para poder entablar puentes mediante el diálogo y lograr superar el fanatismo, el cual no permitirá lograr la paz, la justicia social y la igualdad entre las distintas cosmovisiones”.
Antonio Camaró, una vez más, nos expone su arte como denuncia y reflexión, con la intención de contribuir a erradicar todo fanatismo o fundamentalismo religioso que solo conlleva a prejuicios, discriminación, intolerancia, persecución, abusos físicos y psicológicos, entre otras barbaries opuestas a los principios de paz universal que defiende incesantemente.