La insatisfacción con el trabajo puede llegar en cualquier momento, ya sea que tengas 20 o 50 y hasta 60 años. Más que quedarte en esa inconformidad, ¿por qué no tomar las riendas y hacer los cambios necesarios?
Es normal querer cambiar de trabajo después de un tiempo en el mismo, e incluso si tu trabajo es algo que no te genera satisfacción desde el inicio. Y esto es sin mencionar que hay factores personales como los cambios a nivel personal y externos como las fluctuaciones en el mercado y la precariedad laboral.
Analiza tu situación: ¿cuáles son tus miedos y tus carencias?
Existen en todas las edades, aunque sus formas varían: el miedo al fracaso, el miedo a incertidumbre, al arrepentimiento, a no estar a la altura y hasta lo que dirán los demás. Incluso es un miedo válido el cambio al pensar que quizás no valga la pena todo aquello por lo que has trabajado durante muchos años.
Van cambiando de acuerdo a la experiencia de cada quién. Quizás a los 20 el mayor miedo sea cometer un error muy grande, y a los 40 aterra la idea de perder el estatus conseguido y no saber empezar otra vez.
Independientemente de cuál sea, hay que identificarlo y trabajar en él porque el miedo paraliza. Puede que se trate de una consecuencia de la ansiedad, o que haya que cimentar algunos puntos de tu situación antes de dar un paso más grande.
Fija objetivos a mediano y largo plazo
Es difícil (si no imposible) llegar a un lugar si no sabes cuál es. Determinar cuál es tu objetivo es un poco más sencillo a medida que llega la experiencia porque conoces cuáles situaciones laborales han sido satisfactorias y cuáles no, aunque es posible que la respuesta no esté relacionada con ellas.
Más allá de la situación actual, vale la pena tener un objetivo en específico para motivar todo el proceso. El método SMART es una de las herramientas que puedes utilizar para determinar. Por sus siglas en inglés se define en:
- Específico. Poder describirlo de forma clara en pocas palabras.
- Medible. ¿Qué te dice que llegaste a ese objetivo? Tiene que ser un factor medible.
- Alcanzable. Está bien soñar, pero debes pensar de acuerdo a tus posibilidades.
- Realista. La idea es que te presiones, pero nunca en exceso.
- Planificado en el tiempo. Tienes que fijar una fecha límite, no tan cerca para tener demasiada presión ni tan lejos que no sientas la necesidad de trabajar en ello ahora.
Busca una formación que potencie tu profesión
El mercado laboral es cambiante, pero una de las características que se ha mantenido en los últimos años es la búsqueda de profesionales especializados. Por tanto, una de las formas de transformar la situación profesional es simplemente especializarte. Sin embargo, tienes que determinar cuál va ser esta especialización.
Una de las opciones que más se ha demandado en los últimos años son los MBA. Casi cualquier profesional de pregrado está capacitado para cursarlos, con altas probabilidades de mejorar su salario, crecer dentro de una empresa, fundar una compañía propia, tener conocimientos generales de administración y más.
Los programas MBA en Valencia son variados, tanto en precios como en contenidos. Es cuestión de encontrar uno que vaya acorde a tus intereses, tus horarios y el presupuesto del que dispongas.
Identifica tus talentos
De la misma manera en que se necesita conocer cuáles son los miedos y limitaciones, todos debemos conocer en qué somos buenos. Y no tienen que estar tan relacionados con la profesión, sino con esas habilidades que te podrían habilitar nuevas oportunidades.
Por ejemplo, una persona buena dirigiendo grupos podría tener un mejor futuro en un cargo directivo, mientras que alguien analista podría sacar conclusiones interesantes con los datos del mercado. Al mismo tiempo, una persona organizada podría hacer una especialización sin tener que tomarse un descanso del trabajo.
Abre la mente a nuevas oportunidades
Una de las características de los millennials es que cambian de trabajo cada dos o tres años en promedio. Esto no significa que debas hacerlo, pero es un ejemplo de un grupo que es capaz de adaptarse al cambio y está dispuesto a reciclarse a nivel personal y profesional en muy poco tiempo.
La gestión del cambio es una de las competencias fundamentales si vemos el panorama actual: los trabajos varían rápidamente entre lo que se hacía antes y las adaptaciones para el futuro, así como también la necesidad de crecer a nivel profesional para mantenerse en el mercado.
Lo cierto es que los cambios son incómodos porque se necesita actuar de formas diferentes y tomar decisiones que implican resultados que no se conocen. Sin embargo, quedarse en un mismo estado de estancamiento no va a cambiar la situación actual, con la que quizás sientas insatisfacción.