El pantalán de Sagunto, el Molí dels Frares, en Valencia, y la Casa Grande de Tóveda Baja, en Castielfabib, han entrado en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra, debido al estado de ruina y abandono en el que se encuentran.
Esta lista recoge más de mil monumentos españoles que se encuentran en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
El pantalán de Sagunt
El primero de los monumentos de Valencia incorporado a esa lista es el pantalán de la Compañía Minera de Sierra Menera, una superestructura perteneciente a la vanguardia tecnológica industrial de la segunda mitad del siglo XX. Este elemento patrimonial se encuentra vinculado al proyecto de explotación minera a cargo de la Compañía Minera de Sierra Menera (CMSM) en el Puerto de Sagunto, ha informado la asociación en un comunicado.
Esta empresa, que se constituyó en los albores del siglo XX, fluyó siempre paralela a la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo (CSM) en su devenir histórico, y posicionó el territorio costero de Sagunt en el complejo siderúrgico industrial más importante del Mediterráneo español.
Esta infraestructura fue construida como cargadero de mineral, entre 1975 y 1977, con un calado superior a los 14 metros de profundidad, que permitía cargar buques de 100.000 toneladas. La CMSM cesó su actividad en 1987 y la concesión del pantalán pasó a la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) en 1990, momento en el que dejó de tener uso comercial.
Desde 2010, la APV ha formalizado varios convenios con el Ayuntamiento de Sagunt para su rehabilitación y se han presentado informes en los que su situación se consideraba comprometida estructuralmente. A pesar de ello, la «dilación» en su rehabilitación y los agentes meteorológicos sucedidos entre diciembre de 2019 y enero de 2020 provocaron el colapso de tres de sus vanos, lo que dio como resultado un informe de inviabilidad ante el elevado coste que suponía su rehabilitación.
Como consecuencia, la APV notificó su intención de derribo. No obstante, si se asume el coste de su demolición y se añade el importe de la pequeña pasarela que pretende construir, el coste de restauración estaría equilibrado, apunta la asociación Hispania Nostra.
La Casa Grande de Tóveda Baja en Castielfabib
Por su parte, la Casa Grande de Tóveda Baja es una masía ubicada en el término de Castielfabib, cerca del límite de este con el vecino municipio de Vallanca. En concreto, se ubica en la aldea despoblada de Tóveda Baja, junto a la rambla de las Tóvedas y el barranco de Castellar. Se encuentra en estado de completo abandono, sin ningún tipo de mantenimiento ni protección.
Desde que el edificio se destejó, hace pocas décadas, se acentuó el proceso de ruina, donde gran parte de la estructura interna se encuentra «muy maltrecha» debido a la exposición a las inclemencias climáticas. Además, la esquina noroeste se ha desplomado y la fachada principal se encuentra «muy descompuesta». Además, el horno de cocer pan es ya «irreconocible».
La referencia más antigua a la masía de Tóveda es de 1563. Inicialmente, debió de ser un único núcleo. Sin embargo, a finales del siglo XVIII ya aparece la distinción entre la Tóveda Alta y la Tóveda Baja, ubicándose cada una en el extremo de la fértil llanura por la que discurre la rambla de las Tóvedas.
A finales del siglo XVIII pasó por dicho lugar el botánico Cavanilles en su paso por la comarca del Rincón. El lugar se halló habitado hasta mediados del siglo XX, cuando se despobló por completo y se inició un proceso de ruina reflejado en el patrimonio de la zona.
La casa es de planta cuadrangular, con portada hacia el oeste. Tiene adosado un gran corral descubierto que mira hacia el valle y en la esquina sureste se encuentra un horno de cocer pan. Se desconoce si existió una tercera altura destinada como habitación.
El Molí dels Frares, en Valencia
Finalmente, el tercer monumento que se incorpora a la Lista Roja del Patrimonio, El Molí dels Frares, se encuentra construido sobre el cauce de la acequia de Petra, uno de los tres brazos en los que se organiza la acequia de Mestalla, lo que lo convierte en el primero situado sobre su trazado.
Su estado de conservación es «ruinoso» en algunas partes. Las cubiertas están abandonadas y el deterioro que se prevé en poco tiempo es «devastador». En la actualidad, está hospedado por ocupas, señalan desde la asociación.
Probablemente, precisan, el molino tenga su origen en la época islámica, pero aparece documentado en el siglo XIII. Entre los siglos XV y XVI fue conocido como molino de Gámir, en referencia al apellido de la familia propietaria de la época, y a finales del XVI se produjo la compra por los monjes del convento de los Dominicos.
En las Ordenanzas de la Acequia de Mestalla del 1771 se le identifica con dicha propiedad y también aparece en los inventarios de molinos de València del siglo XIX. A mitad de dicho siglo fue vendido en pública subasta a particulares como parte de los bienes religiosos desamortizados por el Estado español. El molino estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XX.
Forma parte de un conjunto más grande de una antigua alquería con dependencias y almacenes anexos, que además se modificaron a lo largo del siglo XX. Estas obras, a partir del 1940, probablemente eliminaron buena parte del molino original. En todo caso, desde Hispania Nostra apuntan que sería necesario un trabajo arqueológico y arquitectónico para identificar correctamente sus partes y antigüedad.
En el molino hay un mural descubierto en 1994 por el historiador Eduard Pérez Lluch, donde se representa la batalla de 1640 con las tropas de Felipe IV, en la ciudad francesa de Salsas. El mural llamó la atención de la Generalitat y, en concreto, de la directora general de Patrimonio, Carmen Pérez. Actualmente, se encuentra en buen estado debido a la actuación que se produjo hace veinte años.
