Se conocen nuevos detalles del último caso de violencia de género registrado ayer en Dénia. La víctima, una mujer de origen ruso y 44 años de edad, había denunciado que su expareja, también de origen ruso y 54 años de edad, estuvo a punto de atropellar a su hija cuando cruzaba junto a ella una calle, en enero de 2018. Por aquél entonces, ya había vigente una orden de alejamiento de 300 metros contra él.
La mujer formuló la denuncia ante la Policía Local en marzo de 2018, dos meses después de que se le impusiera al supuesto agresor la orden de alejamiento, por episodios de agresiones en el ámbito de la violencia doméstica.
En dicha denuncia, la víctima explicaba cómo al regresar a su casa tras comrpar en un supermercado junto a su hija, que entonces contaba 9 años d edad, vio que su expareja le seguía conduciendo lentamente un coche, y que le miraba fijamente mientras sonreía, razón por lo que se metió rápidamente en el portal de su domicilio.
También relató, en la misma denuncia, cómo un mes y medio antes, el 25 de enero de 2018, al ir a cruzar la calle cerca de la plaza Jaime I de Dénia, su expareja pasó a gran velocidad en su coche. La mujer aseguraba que tuvo que tirar del brazo de su hija porque su expareja «casi le atropella».
La Policía Local de Dénia instruyó por entonces diligencias por quebrantamiento de condena en el juzgado de violencia sobre la mujer número uno de la población de la Marina Alta. Pero el caso fue finalmente sobreseído por petición de la Fiscalía, que no encontró suficientes indicios de delito.
La mujer, Elena V., se convirtió ayer en la víctima mortal número 49 de violencia machista en lo que va de año, al morir degollada a manos, supuestamente, de su expareja, Roman Ch, quien utilizó una escalera para alcanzar la galería de la vivienda y forzó la puerta para entrar en la habitación en la que dormía su hija, ahora de 11 años de edad.
El hombre habría ordenado a la niña que saliera del dormitorio para avisar a la Policía, aprovechando entonces el momento para degollar a Elena V. con un cuchillo carnicero comprado el día anterior y esperar, una vez cometido el crimen, la llegada de los agentes de Policía.