La autora de este libro fue finalista del Premio Planeta hace dos años. Esos mismos años que hemos estado en casa recluidos y separados aunque necesitásemos encontrarnos fuesen los que fuesen los motivos. Ayanta Barilli es especialmente capaz de sentir las ausencias con una intensidad lúcida y emotiva. Es la hija pequeña de Fernando Sánchez Dragó y vivió lejos de su padre en Roma con su madre que murió siendo ella aún muy joven. Casada y divorciada, sus hijos, ya adultos, se han ido del hogar. Además, dirige un programa de radio en la media noche donde conecta con pasión con muchos oyentes dispersos y distantes. Y ahora..., el confinamiento. Cuando todo se detuvo y ella abrió su cuaderno de escribir y con él, su corazón ante todos sus lectores. No desvelo nada prohibido si les copio unas palabras allí escritas: “...una etapa de mi vida en la que me he quedado sola con dos gatos...”
Ayanta se formó como bailarina. Esta es una cualidad que nunca te abandona aunque no haya sido tu profesión definitiva. Su éxito como actriz de teatro, cine y televisión nace de esa capacidad de expresión apasionada e irrefrenable. Debe ser terrible estar sola cuando necesitas encontrar la mirada del otro en cada gesto.
Me encontré con ella cara cara después de casi dos años hablando con los escritores de sus libros por teléfono. Curiosidades del destino: su padre fue al último que entrevisté personalmente en un lugar ya desaparecido por el virus, la cafetería del hotel Meliá en la Plaza del Ayuntamiento: sigue el hotel pero ya no sirven café.
Entrevista
Valencia resplandece con un Sol otoñal espléndido. Nos sentamos ante una mesita de velador con cierta distancia. Yo con mi mascarilla, ella con una sonrisa luminosa. Blusa blanca, pantalón oscuro, elegancia en todos sus gestos y una cordialidad sincera. ¡Por fin una entrevista!
Pregunta: ¿Cómo es tu libro?¿Qué va a encontrar el lector cuando lo abra?
Ayanta Barilli: Es un libro que para mí supuso un esfuerzo literario especial, casi como un experimento, porque lo voy escribiendo sin saber aún dónde voy a llegar. Una novela en la que cuando la escribo no sé qué va a pasar, porque la trama avanza según vivo. Quise adaptar su estructura a esa circunstancia y el lector va viendo fogonazos, sintiendo emociones tan inesperadas para él como lo fueron para mí. Pero no deja de ser una novela de aventuras pues a la protagonista, que soy claramente yo, no dejan de pasarle cosas hasta los fuegos artificiales del desenlace.
P: Es una obra que escribes durante el confinamiento, pero ¿cómo?
Ayanta Barilli: Pues decidí que, en vez de escribirla en el ordenador, la iba a escribir en una libreta lo que me obligaba a ser más concisa, pensar mejor lo que iba a escribir porque la idea era no corregir, no como haces en el ordenador, así que cuando terminas una frase, tiene que gustarte. Y reconozco que ha sido una muy buena experiencia.
P: Pero eso debió ser un gran esfuerzo para una periodista como tú. En la radio, en el periódico parece que el lenguaje siempre es un instrumento de urgencia sometido a la noticia.
Ayanta Barilli: Por eso tardo tanto en publicar un libro. Necesito darle ese tiempo que a veces no tengo. Puedo tardar un año, dos o tres. Es una cuestión de responsabilidad conmigo, con mi creatividad y con lo que quiero expresar. Eso me hace corregir mil veces lo que escribo. Tengo que dejarlos reposar para volver a verlos días después. Es un proceso muy lento hasta que me puedo considerar casi satisfecha con el resultado. La verdad es que escribiendo lo paso muy mal, estoy muy implicada, mientras que corrigiendo y volviendo a corregir, me siento cómoda. Ya tienes la historia y sólo es cuestión de ir perfeccionando, como cuando amasas y amasas el pan. Y hay un momento en que ese trabajo está concluido y ya no hay que volver más sobre él.
P: Cuando se escribe es porque esperas que te lean. ¿Para quién escribe Ayanta Barilli?
Ayanta Barilli: No escribo para nadie en concreto. Tampoco escribo para mí. Escribo para los demás, para comunicarme con el otro, con los otros, con el mundo, con todos aquellos que quieran leerme. Trato, a veces, de imaginar el recorrido que puede hacer un libro; cómo pasa de mano en mano; la casualidad de encontrarte con mi libro por sorpresa; olvidado en una mesa; recibido como regalo; y en la importancia que pueda tener para cada lector; porque el libro tiene una vida, una influencia que va más allá de lo que puede imaginar quien lo escribe.
P:Confiesa que la protagonista es usted, el resto de personajes que habitan el libro ¿existen? ”El hombre que siempre me gustó”, ¿también?
Ayanta Barilli: Sí, todos. “El hombre que siempre me gustó,... y al que nunca hice ni caso”, también. Todo es verdad, pero yo todo lo toqueteo, lo reinterpreto y lo transformo literariamente. Pero a todos ellos, a los que menciono por sus nombres, amigos o familiares, a todos los he llamado y pedido permiso para citarlos y todos me han dicho que sí. Así que son, están y se han visto reflejados en este libro.
P: A pesar de la quietud que nos impuso el confinamiento, leo entre líneas mucha rebeldía, como si fuera posible rebelarse contra el destino.
Ayanta Barilli: Creo que la rebeldía como la tristeza lúcida por lo que te pasa son una actitud y un sentimiento que parecen haber pasado de moda. La rebeldía inteligente, no el arrebato irracional, la que te lleva a la desobediencia pase lo que pase. En esta época que nos ha tocado vivir, se nos ha metido en un único carril, hemos tenido que comportarnos todos de una sola manera porque teníamos un problema. Pues ante esto, con todo respeto, sin dañar a nadie, sin negar nada de lo que nos ha pasado, yo apelo a la responsabilidad individual, a mantener el espíritu crítico, y a generar tus propias ideas. Sobre todo a huir de esa idea cenicienta y pesimista de que nada va a volver a ser lo mismo, la nueva normalidad y todo ese neo-lenguaje absolutamente desesperanzador que nos están metiendo a cucharadas a la fuerza. Me niego a renunciar a la esperanza, desobedezco por supuesto y no creo en ninguno de esos pronósticos. Y lo demuestra la Historia del ser humano: hemos tenido, pandemias peores, guerras, desgracias colectivas o personales y luego, poco a poco, todo ha vuelto a su cauce. Por eso esta manera de generar inquietud y desesperanza la considero muy dañina y no la acepto.
P: ¿Qué te parece que en tantos lugares las mujeres pierdan su apellido y adopten el del marido?
Ayanta Barilli: Lo dices porque yo he adoptado el de mi madre y no el de mi padre. Lo hice porque cuando mi madre murió, no quería que se perdiese tras una larga saga familiar. No lo hice porque tenga ningún problema con mi padre. A mi padre lo adoro, pero fue una decisión que tomé hace ya 30 años, mucho antes del debate público de ahora sobre los apellidos. Creo que todas las personas debemos tener la libertad de elegir personalmente con qué apellido quedarnos.
P: En esta obra, pueden encontrarse frases y párrafos que imagino fruto de una larga reflexión, menos habituales en las novelas de más acción ¿por qué?
Ayanta Barilli: Por la forma de escribir la novela. Es otro estilo más reposado, con otra manera de expresión. Creo que cada historia tiene su propia voz. Aquí, necesitaba encontrar un lenguaje más intenso, más directo que desvelara todo de forma inmediata. Porque necesitaba expresar lo esencial de lo que vivía en cada momento mientras lo contaba.
P: ¿Cómo es la vida de Ayanta Barilli?
Ayanta Barilli: Pues como la de todos supongo. Está la vida que me gustaría tener y la que tengo. La vida que me gustaría tener, sólo la vivo cuando estoy de vacaciones. Entonces soy muy feliz porque puedo trabajar sólo en aquello que me gusta. Suele ser en verano. Me despierto a las seis de la mañana, escribo al aire libre o en bares rodeada de gente, siempre por la mañana, en una situación vital en la que se filtra en lo que escribo parte de lo que me rodea, hasta la hora de comer. Después dedico el día a otras cosas. Y pienso. Pienso en lo que he escrito, cómo mejorarlo, pero disfrutando de mi tiempo. De vez en cuando encuentro palabras, que por la mañana no era capaz de descubrir, porque estoy relajada y feliz. Pero esa es la vida que me gustaría vivir. La realidad, la vida que tengo es que todos los días tengo que trabajar en la radio. Tengo un programa de noche, todas las noches, desde las doce y media a las tres de la mañana. Es un magazín cultural que me hace trasnochar muchísimo con lo que no puedo madrugar y eso me hace violentar mi naturaleza, porque, aunque me acuesto muy tarde, me sigo levantando temprano: a las 8:30 como mucho, con lo que apenas duermo. Escribo lo que puedo por la mañana y procuro descansar un poco antes de comer, si puedo, porque por la tarde necesito preparar el programa que con tres horas y media de duración no se improvisa.
La Obra
Una Mujer y Dos Gatos
de Ayanta Barilli
Editada por Planeta
240 páginas
18,90€
Se trata de una novela construida con relatos que abarcan el quehacer diario durante el confinamiento de la autora. Cada uno de ellos, cuidadosamente redactados, va desvelando los sentimientos, las ausencias a que obliga el no poder viajar, y las tensiones que se desatan cuando no sabes de los que amas o no puedes asistirlos.
Hay una cuidadosa y creciente introspección sobre el pasado con la sinceridad desbordante de quien quiere reconciliarse con las decisiones que le han llevado hasta el presente pero que a su vez pueden desembocar en la tragedia de una frustración insuperable que lleve a la pérdida de la esperanza.
En cada página, la protagonista afronta los acontecimientos cotidianos, que habitualmente pasan desapercibidos, con una lucidez crítica que nos sorprende y nos los hace parecer una aventura mientras muestra atrevidas y trasgresoras alternativas.
La tensión argumental está alimentada constantemente por la impotencia que provoca el aislamiento. El pasado va ocupando espacio ante un presente estancado y la incertidumbre gana terreno a la confianza, al amor, a la amistad, al futuro.
Cualquier página contiene por sí sola una historia sólida. Cualquiera de ellas puede servir de entrada al laberinto de emociones de este libro, menos la puerta de salida que lleva el rótulo de Epílogo.
No puedo decir en cuál de ellas, pero hay una en que cada lector que lea este libro, encontrará un mensaje casi personal para resolver incertidumbres y reconciliarse con los sueños de antaño.