El monumento al doctor Gómez Ferrer está en la Glorieta y fue objeto de un acto vandálico
Técnicos contratados por la Concejalía de Cultura han finalizado la restauración del monumento al doctor Gómez Ferrer, situado en el parque de la Glorieta. Como consecuencia de un acto vandálico, el pie derecho de la estatua fue destrozado. La reparación del monumento, de mármol blanco de Carrara, obra del escultor Francisco Paredes García, ha supuesto un coste de 1.379 euros.
Para la concejala de Cultura, Glòria Tello, los monumentos y las obras de arte urbano del pasado relatan la historia viva de la ciudad: “Continuaremos trabajando para que las esculturas de nuestras calles puedan narrarnos la historia de esta ciudad y sigan siendo un referente icónico para no olvidar nuestra cultura e historia. Mantendremos nuestro patrimonio escultórico para mostrarlo a la ciudadanía y a quien nos visita como una parte importante de la cultura de nuestra ciudad”.
DEFENSOR DE LA INFANCIA
Ramón Gómez Ferrer nació el 21 de diciembre de 1862. Tras licenciarse en Medicina en Valencia, se especializó en Madrid en enfermedades mentales y de la infancia y volvió a Valencia como catedrático de Pediatría. Formó parte del movimiento higienista del siglo XIX que, ante la elevada mortalidad infantil, defendió la necesidad de proteger a las niñas y niños pobres o abandonados, víctimas de la revolución industrial, que fallecían a causa del hambre, el trabajo o las pésimas condiciones higiénicas. Se convirtió así en uno de los impulsores de la pediatría y la puericultura y, con ello, en un padre para miles de menores, a los que curó y cuidó, y en un maestro para todos sus alumnos.
El doctor Gómez Ferrer permaneció hasta su muerte comprometido con los problemas sociales, trabajando en cuestiones como los tribunales de menores y la educación de los niños sanos y enfermos y asumiendo la vicepresidencia de la Junta de Protección a la Infancia y la presidencia del Tribunal para Niños. Tanto quiso a sus niños que se cuenta que el médico valenciano murió de una neumonía que contrajo al querer ir a socorrer a uno de ellos de noche en un coche descubierto.
La escultura se realizó a petición de las madres de Valencia, quienes, en deuda de gratitud, auspiciaron el monumento en honor del pediatra valenciano. La estatua se inauguró el domingo 16 de mayo de 1920, en plena reforma de la Glorieta. El doctor Gómez Ferrer está representado en actitud pensativa, sentado sobre un banco a la sombra de una araucaria. Las madres que promovieron el monumento querían que este Ramón de mármol tuviera la compañía de unos niños, a quienes había consagrado su carrera, por lo que 20 años después se le añadió un grupo de niños en bronce, quedando el monumento como hoy se conoce.