Dejando atrás la multitud que envuelve de forma constante la falla de Convento Jerusalén - Matemático Marzal, atajamos por Pelayo y salimos de nuevo a la calle Xàtiva para, tras rodear la Estación del Norte, coger camino a la calle Castellón y, una vez hemos cruzado la Gran Vía, adentrarnos en el antiguo pueblo de Russafa.
Un barrio habitualmente abarrotado durante las Fallas por los espectáculos lumínicos ofrecidos por dos Fallas: Cuba - Literato Azorín y Sueca - Literato Azorín. Pero este año, la polémica entre estas dos fallas y el Ayuntamiento de Valencia a cuento de los planes de seguridad y evacuación, ha dado como resultado la cancelación de estos espectáculos.
Aún así, como quiera que Russafa, y estas dos fallas más concretamente, ofrece mucho más que un espectáculo de luces, las calles del barrio siguen llenas -no hasta el colapso, eso es cierto- para ver los monumentos que son, a mi juicio, esbeltos y sobradamente
Y llegamos hasta la primera de ellas, Sueca - Literato Azorín. Su monumento, ambientado en las historias de terror, lleva por título 'Morts de por' y ha sido realizada por el artista Vicente Llàcer Rodrigo, con diseño de José Luis Santes, prestigioso escultor formado en Lladró.
Tras la metáfora fallera que otorgan brujas, vampiros, dragones y otros monstruos del género, se asoman al espectador mostrando su versión caricaturesca de los temas que preocupan a la sociedad. En palabras de expertos, se trata de un "expresionismo fallero sin pretensiones", como bien señala Fernando Morales en su análisis para El Mundo.