La instalación de un cargador para coche eléctrico de uso residencial es una alternativa cada vez más extendida entre los poseedores de un vehículo eléctrico.
Contar con uno supone renunciar a usar los cargadores públicos, escasos en número y dispares en la calidad de su funcionamiento, y da al usuario el control total sobre la carga de su coche, pudiendo hacer un uso más eficiente del mismo y tener la seguridad de disponer en todo momento del coche para cualquier imprevisto.
Qué tener en cuenta antes de instalar un cargador en casa
Uno de los puntos críticos del proceso de instalación de un cargador en casa es el chequeo de la instalación eléctrica. “La potencia contratada y la potencia del cargador se deben comparar para evitar problemas de sobrecarga que puedan afectar a la estación, por lo que es un paso previo elemental que se debe llevar a cabo antes de empezar cualquier obra”, explican los expertos.
“Hay cargadores de hasta 3,7 kW, de entre 7 y 11 kW y de más de 22 kW, y en función de dónde vaya a ser instalado y del estado de la instalación eléctrica, se recomienda uno u otro, si bien los de más de 22 kW suelen ser utilizados en entornos empresariales y en comunidades de vecinos con una alta demanda”, añaden.
Además de la potencia, un aspecto crucial es la ubicación. En una vivienda, se suelen localizar en garajes privados o parkings comunitarios, aunque cada caso presenta sus particularidades. “En garajes privados, el cargador para el coche eléctrico suele ubicarse cerca del cuadro eléctrico, minimizando la obra y los costes que genera; en cambio, en un garaje comunitario, se suele utilizar un emplazamiento que haya sido aprobado por todos los vecinos, y se prioriza el confort y la accesibilidad a la hora de instalarlo”, añaden.
Obtener asesoramiento experto de la mano de profesionales es la mejor manera de tener la certeza de que se está llevando a cabo la instalación de la forma más segura y eficiente, a fin de disfrutar de la mejor experiencia de carga.
¿Vale la pena apostar por un cargador individual?
Teniendo en cuenta el coste de la inversión que supone no sólo comprar una estación de carga, sino la propia instalación y la revisión que exige de la instalación eléctrica, muchos poseedores de un vehículo eléctrico se preguntan si realmente vale la pena adquirir una estación de carga individual en lugar de cargar el coche en cualquier parque público de carga.
En realidad, teniendo en cuenta la vida útil de estos cargadores, los precios del uso de los modelos públicos y, sobre todo, la calidad de su funcionamiento, vale mucho más la pena apostar por uno de uso particular. Sobre todo teniendo en cuenta las ayudas que existen en la actualidad para compensar la apuesta por el empleo de cargadores de uso residencial y la tasa de fallos que presentan muchos cargadores de uso público.
“Contar con un cargador de uso privado resuelve muchos problemas derivados de los parques públicos, como la disponibilidad, el funcionamiento y la experiencia de carga en general, por lo que cada vez más propietarios de un vehículo eléctrico se decantan por instalar un cargador propio”, explican desde Cargacar, la firma líder en instalaciones de estaciones de carga de uso residencial y empresarial.
¿Es rentable instalar un cargador en casa?
La clave para comprobar si de verdad vale la pena instalar un cargador para el coche eléctrico en casa está en echar un vistazo a los beneficios a largo plazo. El ahorro a lo largo del tiempo es evidente, y la inversión queda amortizada con un uso continuado.
“Si se comparan las tarifas eléctricas del hogar con los precios de las estaciones de carga públicas, queda claro que esa inversión puede recuperarse en pocos años”, explican los profesionales. “Por no hablar del ahorro de tiempo que supone tener la seguridad de disponer de un cargador que va a funcionar, algo que no ocurre con los de uso público”.
Si se analizan conjuntamente los costes, el ahorro y la practicidad, la conclusión suele estar clara. Por supuesto, cada usuario debe evaluar su situación concreta en cuanto a consumo eléctrico y tarifas disponibles para determinar el tiempo de retorno de la inversión.
Además, programar la recarga durante esos periodos no sólo reduce el gasto, sino que también mejora el uso del sistema eléctrico del hogar. Tener control total sobre el proceso de carga permite evitar sobrecargas o interferencias con otros aparatos, al tiempo que se disfruta de la mejor experiencia de carga.
Aunque las estaciones públicas son útiles en momentos puntuales, su uso frecuente puede salir más caro a largo plazo. Por tanto, desde un enfoque económico, queda claro que cargar en casa es una opción mucho más recomendable.
Con todo, apostar por instalar un cargador doméstico trae consigo múltiples beneficios que van más allá del ahorro económico. Tener acceso a energía en cualquier momento elimina la necesidad de buscar estaciones externas y permite organizar mejor los tiempos del día a día.
La seguridad es otro punto a favor: los dispositivos actuales están equipados con sistemas que previenen fallos eléctricos, como sobrecargas o cortocircuitos, garantizando una recarga segura tanto para el vehículo como para la instalación del hogar.
Además, muchos usuarios están empezando a integrar su punto de carga con soluciones energéticas sostenibles, como paneles solares, lo que permite reducir aún más los costes operativos y contribuye al cuidado del medio ambiente, impulsando el uso de energías limpias.