Texto y fotos: Fernando Villalba.- A mediodía del sábado, teniendo como marco la reformada plaza de la Reina, la comisión histórica del centro de Valencia que planta allí y es punto de encuentro y visita obligada en la semana fallera, y que nuevamente en este ejercicio , con un gran sobreesfuerzo, milita en la categoría de oro de las fallas valencianas, quiso celebrar un acto divertido y ameno para la comisión infantil, y que a su vez fuera la puesta de largo y presentación de la misma, que nuevamente será plantada por el equipo formado por Ceballos y Sanabria.
Tras un distendido esmorzaret infantil, unos personajes de guiñol que representaron a Nelet y Quiqueta, los gigantes plantados en esa plaza en 1900, y a los que el año pasado rindió homenaje la comisión en su falla adulta con un colosal Nelet de Vareta, obra de los artesanos Latorre y Sanz, presentaron interactuando con los peques, a base de preguntas y explicaciones históricas la historia de la plaza y, en mayor medida, el hecho histórico protagonista de la falla infantil, del próximo marzo.
En mayo de 1923 tuvo lugar en el cap i casal la Coronación Pontificia de la Virgen de los Desamparados, un acontecimiento histórico que supuso un hito en la vida social y cultural de la Valencia de la época. Por este motivo, en conmemoración del centenario de aquella efeméride, el próximo mes de marzo de 2023 la falla infantil de la plaza de la Reina recordará aquel momento a través de sus protagonistas, de sus actos más singulares y de los elementos más destacados.
De entre todos los festejos que se llevaron a cabo hace cien años sobresalió la gran cabalgata de la Coronación, una procesión formada por 11 carrozas alegóricas que recorrió las calles más céntricas de la ciudad. Una de estas carrozas, diseñada por el escultor Vicent Benedito, estaba compuesta por una reproducción exacta a gran escala de la corona que se le había regalado a la Virgen, y llevaba por título ‘Valência li feu la Corona’.
Una réplica de esta carroza será la protagonista principal de la falla, de la que también se ha extraído el lema que le acompañará. Y junto a ella desfilará una numerosa comitiva formada por personajes populares e ilustres representantes de la sociedad civil y religiosa del momento, así como los vecinos y vecinas de la ciudad que con sus donativos hicieron posible la realización de la corona. Y todo ello transcurriendo sobre la adoquinada calle de la Paz engalanada para la ocasión con guirnaldas, tapices y arcos del triunfo.
El acto contó con la presencia de su Fallera Mayor, María Guía Granell, Fallera Mayor Infantil, Carmina Ortiz Massmanian, el presidente infantil, Jaume Fernández Trigo, y el presidente Luis Gómez.
Homenaje a Joaquín Sorolla
Así, de la mano de Escif se dio a conocer la falla que ha diseñado para esta comisión y que plantará con Latorre y Sanz, bajo el lema de ‘El Mirador’.
El próximo año se celebra el centenario de la muerte de Joaquín Sorolla. Por ello la falla del Tío Pep hacer un homenaje a su trabajo como pintor.
El arte, a lo sumo, puede evocar, pero no volver a crear. Y es justamente esta evocación la que posibilita que sea el espectador el que construya, a través de la mirada, una experiencia nueva. Una completamente nueva. De aquí la importancia de la persona que observa, el espectador, y de la profundidad de su observación.
La falla quiere hacer un homenaje a la pintura de Joaquín Sorolla, sin caer en la trampa seductora de la reproducción edulcorada. Quiere esquivar el espectáculo per se, tan común en los lenguajes del arte. Quiere acercarse a la vida, revindicando la posición del observador como eje vertebrador de la experiencia artística.
Por ello la figura central será un busto monumental de Sorolla, pintado «con toda la destreza que nos sea posible», señalan desde la comisión.
En esta obra, Sorolla interpreta el papel de caballo de Troya. Es el muñeco del ventrílocuo, a través del cual se puede hablar libremente, pensar desde dentro, ver a través de sus ojos. Se va a abrir una puerta en la espalda de Sorolla, posibilitando la entrada en su interior. Los ojos serán dos huecos a modo de ventanas en su cara para que los visitantes puedan asomarse por ellas, de modo que se sumerjan en el universo del genio, como entrando en su cabeza.
El proyecto, con este juego entre interior y exterior, comprende gente mirando… a gente mirando. Los ojos ya no son solo los ojos de Sorolla, sino que son las miradas que ven las otras miradas. Esta correspondencia mágica que evoluciona la universalidad de los ojos en un autorretrato ahora corpóreo por fin responde: «Yo he visto esto y no estamos solos. Se ha producido el encuentro», señaló Escif.