Varios colectivos vecinales del barrio del Cabanyal – Canyamelar de València han presentado una queja formal al Síndic de Greuges por los «graves problemas de convivencia e incivismo» que sufren de forma reiterada en el barrio en que habitan.
La plataforma Salvem El Cabanyal-Canyamelar, que así como la Asociación de Vecinos del Cabanyal-Canyamelar apoyan al Grupo de Ayuda Mutua, organizados para presentar esta queja, ha sido el que ha comunicado esta medida promovida por vecinos y familias del barrio.
Así, los firmantes explican en el escrito presentado al Síndic cómo se inició el problema, hace ahora más de veinte años, por el «planificado asedio» que el gobierno municipal de entonces ejercía con fines especulativos e inmobiliarios, derribándose más de 1.600 viviendas. «Esto fue fundamental para el posterior deterioro, propiciado por la paralización de licencias para la rehabilitación de las casas, que a su vez redundó en el abandono de muchas de ellas», relatan en el escrito.
Las casas, continúa el escrito de queja, fueron ocupadas «con el consentimiento y beneplácito del consistorio» y los nuevos habitantes del barrio han «deteriorado» la convivencia.
Por si esto fuera poco, los vecinos explican que hay un problema con las «mafias», que «se aprovechan de la situación de las familias en riesgo de exclusión social para traficar con las casas ocupadas, exigiendo a estas familias una renta por viviendas ajenas e insalubres».
Además están las casas que han sido ocupadas solo para desarrollar en ellas todo tipo de actividades ilegales y delictivas como el tráfico de drogas.
Los vecinos afectados explican cómo la llegada de un nuevo equipo de gobierno al Ayuntamiento de València les invitaba a la esperanza de que esta situación cambiase, pero han visto «frustradas sus esperanzas», aseguran. Muy al contrario, afirman que la convivencia, lejos de mejorar, ha empeorado, ya que «la impunidad ante el incumplimiento de las normas básicas de convivencia, ha hecho empoderarse a los incívicos que persisten en su comportamiento».
Comportamientos como partidos de fútbol a deshora, música emitida a un «descomunal» volumen, o la ocupación de la vía pública con mobiliario privado como sofás, barbacoas o piscinas hinchables, por no hablar por la venta de droga, ofreciéndose ésta a cualquier transeúnte, el absentismo escolar de menores, peleas de gallos en la calle con apuestas incluidas y reuniones espontáneas con consumo de alcohol, cantos y bailes por la madrugada.
Los vecinos afirman que esta queja es «el último eslabón de una larguísima cadena» de reuniones, promesas, comunicados, actuaciones reivindicativas, ruedas de prensa, concentraciones, reclamaciones varias o asambleas vecinales que se han llevado a cabo.
La iniciativa de acudir al Síndic es su última oportunidad al ver «agotadas» todas sus posibilidades. El documento contiene una larga lista de vecinos firmantes, aunque son «menos de los que quisieran», lamentan, porque el barrio se ha ido «vaciando» de población.
En las próximas elecciones, sigamos votando a «progres» y separatas; y veremos qué quedará del Reino de Valencia.