No ha defraudado ante la expectación generada la declaración del ex presidente de la Diputación de València, Alfonso Rus, en relación con las acusaciones vertidas por el exgerente de Imelsa, Marcos Benavent.
El ambiente a las puertas de la Ciudad de la Justicia era hoy el de las grandes comparecencias, sólo a la altura de las últimas visitas de Francisco Camps, por ejemplo. La de Rus hoy, citado por el Juzgado de Instrucción número 9 como investigado por malversación de caudales públicos, se refería al supuesto desvío de fondos públicos al club de fútbol Olímpic de Xàtiva -del que el propio Rus era entonces presidente-. Rus ha sido tajante: «Todo es mentira».
El expresidente de la Diputación y del Olímpic de Xàtiva, y también alcalde de Xàtiva, ha llegado a la explanada que da acceso a los juzgados y ha anunciado a los medios de comunicación allí congregados que venía a «desmentir» las acusaciones del autoproclamado «yonqui del dinero«, a quien ha calificado como «un cobarde» que, ha añadido, ahora intenta «tirar para arriba» en sus acusaciones porque «realmente tiene miedo».
Rus ha recordado que fue la Diputación de Valencia la que presentó la denuncia por estos hechos, y a la pregunta de qué le parece pasar de querellado a imputado ha señalado que está «acostumbrado», pues ha indicado con ironía: «Yo estoy imputado desde que tomé la comunión».
Rus, quien ha señalado que la Ciudad de la Justicia ya parece su casa, ha indicado que es «bueno» venir a contar su versión y defenderse, y ha insistido en que Benavent «se ha visto acorralado» y lo que ha hecho ha sido «explotar» y lanzar acusaciones.
«Por lo menos daremos la cara, yo no me he ido a Ecuador ni a ningún sitio de estos», ha manifestado Rus, quien ha insistido en negar las acusaciones de Benavent y ha lamentado que «por desgracia» el exgerente de Imelsa fuera un hombre de su confianza, algo que pagó «políticamente».
Preguntado por dónde se quedó el dinero que supuestamente fue desviado, ha indicado que «lo cogió» Benavent y fue a parar a las discotecas que montó, ya que si lo tuviera en su poder «se habría quedado en Ecuador». El expresidente ha asegurado no sentirse víctima, pero sí objeto de persecución. Juridícamente, ha asegurado, puede defenderse, aunque «antes de hacer cualquier cosa ya era el culpable».
A la salida del juzgado, Rus, que ha sido increpado por varias personas que le han silbado y le han llamado «lladre» (ladrón), ha explicado que lo único que ha hecho ante el juez ha sido «aclarar que todo esto es un invento del responsable, del yonqui del dinero».
Ha dicho que le han preguntado si sabía algo de esto, a lo que ha respondido que la Diputación que él presidía fue la que denunció, pero no sabían «ni quién ni cómo», y ha insistido en que Benavent ha declarado «lo que le interesa» porque «ya ve la tronada encima y ha cambiado la declaración» para echarle las culpas a él y a otro.
Cuando los periodistas le han preguntado adónde ha ido a parar el dinero presuntamente desviado, ha señalado: «No lo sé, pero al bolsillo de él, ¿dónde tiene que ir?».
Benavent responsabilizó a Rus de haber ordenado el desvío de los fondos de un contrato para la renovación del alumbrado público de Llutxent, que finalmente fueron a parar, según el testimonio del autodenominado «yonqui del dinero», al Olímpic de Xàtiva. En función de los testimonios de los nuevos investigados, se podría conformar una nueva pieza separada de la causa matriz.
El desvío de más de 60.000 euros de un proyecto para la renovación del alumbrado de Llutxent, fue denunciado inicialmente por la Diputación de Valencia, cuyo entonces presidente, Alfonso Rus, responsabilizaba a Benavent y otro empresario, Vicente Calvo, de haberse quedado el dinero.
Fue la declaración de Benavent, el pasado 7 de mayo, la que provocó que Rus pasara de querellante a investigado en esta causa.