Este pasado día 2 de septiembre ha fallecido doña María Teresa Oller, la gran dama de la música tradicional valenciana. Compositora, erudita y eminente investigadora entregada a la causa de recoger e inmortalizar toda la tradición musical valenciana, especialmente en su vertiente popular, encontró en el tabal i dolçaina el punto de partida y motivo emocional para iniciar un viaje que nunca acabaría, ni siquiera ahora que la Tierra que tanto amó la ha reclamado para dormir en su seno.
Nacida en el corazón de la ciudad de València, María Teresa Oller vivió en la calle Caballeros en el seno de una familia en la que la música formaba parte de la atmósfera cotidiana. No era de extrañar, pues, que desde muy pequeña bebiera de las fuentes de la tradición instrumental y vocal del pueblo valenciano. También la música de salón le movía el corazón, pero nunca lo haría como la de la calle, la de la fiesta, la del pueblo.
Su maestro fue nada menos que el maestro Manuel Palau, que muy pronto la elevó a la categoría de discípula predilecta. Ahí se gestaría el matrimonio de María Teresa con la música valenciana, inseparables ya la una de la otra hasta el último de sus días.
Fundadora de la agrupación Coral de Cámara de Valencia (1954), directora de la Coral Polifónica Valentina (1974), profesora del Conservatorio Superior de Música de Valencia hasta su jubilación, académica de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, jefa de la sección de Musicología de Lo Rat Penat, fundadora junto a Rosa Bartual del Cor Popular de Lo Rat Penat, Premio Joaquín Rodrigo de Armonía y Composición… El listado de títulos y reconocimientos de dona Teresa es tan amplio como revelador de la grandísima talla de esta no menos grande mujer.
Sus proyectos de investigación sobre tesoros de la tradición musical valenciana como los Mayos, el Rosario de la Aurora, y su contribución para confeccionar un Cancionero Tradicional de las provincias de Alicante, Castellón y Valencia la convirtieron en figura clave para la recuperación e inmortalización, para la posteridad, de toda la cultura musical popular del Reino de Valencia.
No dudó esta infatigable investigadora en viajar por infinidad de pueblos de las comarcas de todo el territorio valenciano para vivir, sentir y tocar, incluso, las voces y los instrumentos que cultivan las expresiones populares de la tradición musical de l’Horta, la Serrania, la Safor, la Vall d’Albaida, la Ribera, la Plana de Utiel-Requena… Las danzas de los Porrots de Silla, las danzas de Bélgida o el fandango de Palomar fueron objeto de algunos de sus primeros trabajos en este sentido, poniendo en valor y en primer plano de divulgación tesoros casi olvidados de la música popular fuera del ámbito local.
Pero más allá de su figura pública, aquellos que han tenido el privilegio de conocer a doña María Teresa, cuentan que escucharla hablar de la música era como abrir una enciclopedia de música tradicional valenciana pero con un sentimiento y un amor por lo que hablaba que lógicamente un libro no puede transmitir. Una experiencia, sin duda, única.
Perdemos, con doña María Teresa Oller, una figura fundamental en la defensa del patrimonio musical del pueblo valenciano, una defensora aférrima de lo valenciano y un elemento clave, en definitiva, de la Cultura Valenciana. Descanse en Paz.