Texto y fotos: Joan Flors.- El festival Nacional de Cuentacuentos de Vall de Almonacid comenzó con una inauguración cargada de magia gracias a la representación de La fábula del zorro y el chorlitejo, interpretada por las niñas y niños del aulario del municipio.
Su espectáculo de marionetas, fruto de semanas de ensayos, creación artesanal de personajes y construcción de decorados, emocionó al público y marcó un inicio inmejorable para el festival Nacional de Cuentacuentos. La implicación de estos pequeños artistas fue más allá del escenario, ya que varios de ellos formaron parte del jurado infantil acompañando al jurado oficial y al consistorio en la valoración final de las actuaciones.
Palmarés del festival Nacional de Cuentacuentos
1º premio: Sandra Mihi (Valencia) teatralizó El traje nuevo del emperador. Con sus marionetas confeccionadas con calcetines y una versión llena de ternura del cuento clásico logró emocionar a pequeños y mayores durante la actuación del domingo por la mañana. Su estilo cercano y su capacidad para conectar con el público la convirtieron en una de las favoritas desde el primer momento. Mihi comentó: “Los cuentos tienen beneficios enormes para los niños: favorecen la concentración activa, desarrolla la imaginación y enriquece su vocabulario, por eso creo que es imprescindible que la cultura del cuento no se pierda.”
2º premio: Moisés Palmero (El Ejido) narró su propio cuento: Un delfín entre las estrellas. Durante su actuación mantuvo al público en un silencio absoluto, atento a cada palabra de su relato. Su cuento propio, cargado de sensibilidad y conciencia ambiental, consiguió transportar a todos desde la sierra hasta la costa almeriense, e invitó a reflexionar sobre la contaminación y el cambio climático. Palmero explicó: “Este cuento tiene una función educativa, hablar sobre la contaminación acuática y cómo repercute en nuestros ecosistemas.”
3º premio: María Jesús Serra, con su proyecto Cuentos Embaulados, (Murcia) recreó una puesta en escena cuidada al detalle y un dominio excepcional de los personajes, ofreció dos historias memorables: una versión renovada de La ratita presumida y un fragmento de Catálogo de besos. Su sensibilidad y energía sobre el escenario conquistaron al público desde el primer instante. Serra declaró: “Elegí estas dos lecturas porque quería dirigirme tanto alpúblico infantil como al público adulto (…) Lo que busco siempre transmitir es emoción , esa que nos puede despertar una buena historia.”
Cada uno de ellos aportó un estilo completamente distinto, y esa diversidad se convirtió en una de las grandes fortalezas del festival. Con Petri Montesinos aprendimos a valorar la diversidad, Alfonso Gil nos recordó que las personas deben estar siempre por encima del dinero, Susana Castillo enseñó a los más pequeños cómo actuar ante emergencias y así salvar vidas, y Miguel Alayrach nos trasladó a la esencia más pura de la magia narrativa. Ninguna actuación dejó indiferente, ya que todas despertaron aplausos, sonrisas y emociones profundas.
Tarde de cine y palomitas en el festival Nacional de Cuentacuentos
El Festival Nacional de Cuentacuentos incluyó también una tarde de cine y palomitas con la proyección en dibujos animados de Don Quijote de la Mancha, que reunió a los niños del municipio. Además, el público disfrutó de la representación Maldita soberbia asesina, a cargo de David Izquierdo y Jaume Pérez, una obra que aportó un toque escénico diferente y muy bien recibido. La clausura estuvo en manos del Club de Lectura de Vall de Almonacid, cuyas integrantes rindieron homenaje a Ana María Matute en el centenario de su nacimiento interpretando su cuento El país de la pizarra. Este cierre del festival estuvo cargado de emoción y mostró todo el respeto y amor por la literatura que el municipio promueve con cada una de sus actividades.
Sandra Mihi explicó que disfrutó mucho el festival, le pareció inmensamente enriquecedor que un entorno rural acoja un festival de cuentos y promueva la vida cultural en su comunidad. Además, disfrutó viendo cómo el público conectaba con los personajes, con la historia y esa unión intergeneracional.
Elfestival Nacional de Cuentacuentos incluyó también una pequeña feria del libro en la que participó la editorial La Batidora, junto a un puesto de venta benéfica de libros de segunda mano donados por los vecinos y vecinas del pueblo. La recaudación se destinará a continuar la restauración de la iglesia parroquial, un gesto que refleja la unión y la solidaridad de la comunidad.
Todo esto ha sido posible gracias a la colaboración de un pueblo volcado con su festival. Agradecemos profundamente a la Asociación La Rectoría por su dedicación y por impulsar la feria del libro, a la editorial La Batidora, a todas las cuentacuentos y artistas que compartieron su talento, a las mujeres del Club de Lectura, a las niñas y niños del aulario por su entusiasmo, al público que llenó cada actividad y a todas las personas que, de un modo u otro, han trabajado para que este I Festival Nacional de Cuentacuentos de Vall de Almonacid sea un éxito que ya nos invita a soñar con la segunda edición. Este proyecto no hubiera sido posible sin la subvención del Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General del Libro, del Cómic y de la Lectura, para la promoción de la lectura y las letras españolas y del proyecto ULGES (Unidades Locales de Gestión de Ecosistemas).







