La cuarta edición de la Mediterránea Fashion Week ha continuado este sábado con una segunda jornada que confirma su espíritu internacional y su carácter de pasarela atípica en enclaves históricos. El Palacio de la Exposición ha vuelto a ser escenario de un desfile singular, donde las modelos han recorrido escaleras, pasillos y espacios monumentales del edificio, convirtiendo cada rincón en un espectáculo vivo de moda, arte y patrimonio.
La jornada se ha abierto con Ramelle, firma rumana fundada por Ramona Mihaela, que ha presentado The Journey, una colección que explora la fortaleza y autenticidad de la mujer contemporánea mediante cortes minimalistas, transparencias, encajes y lentejuelas, en una paleta de rojo, blanco, negro y tonos nude con acentos dorados.
A continuación, Maison Mesa ha presentado I’ll Be Your Mirror, combinando diversidad de siluetas y riqueza de tejidos —gasa, jacquard, muselina y bordados artesanales— con colaboraciones que incluyen la línea de comercial de El Tío Claus, bolsos de piel de Anabela Boffa, joyas de Lisi Fracchia inspiradas en flores primaverales y su primera colección cápsula con Pons Quintana, con mocasines, zuecos y sandalias de piel trenzada hechas a mano. La colección celebra identidad, diversidad y tradición artesanal.
La creadora valenciana Leticia Valera ha convertido la moda en herramienta de transformación social con piezas confeccionadas por mujeres en situación de vulnerabilidad. Inspiradas en los tejidos africanos, sus diseños llenos de color y contraste transmiten empoderamiento, sostenibilidad y conexión cultural.
Desde Honduras, Duly Romero ha presentado Pinceladas del Alma, vestidos que transforman trazos y texturas pictóricas en mikado, tafetán, organza y brocados metálicos, evocando capas etéreas, transparencias y narrativas sensibles donde moda y arte se funden en un lienzo vivo.
El cierre ha correspondido a Miguel Llopis, con una colección de alta costura inspirada en culturas mediterráneas y realizada en gran parte con la técnica de moulage. Su propuesta contemporánea y sofisticada ha reinterpretado influencias griegas, árabes, romanas e íberas, subrayando la proyección internacional del certamen desde la creatividad valenciana.