Con motivo del primer aniversario de la DANA que afectó gravemente a numerosos municipios de la provincia de Valencia en octubre de 2024, NoticiasCV ha preparando un reportaje especial que recogerá la visión de los alcaldes y alcaldesas sobre la gestión de la emergencia, los daños sufridos y las medidas adoptadas para reforzar la resiliencia local. Ahora es el turno de palabra del alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent.
Balance y respuesta inicial
P- ¿Cómo recuerda aquel día? Seguro que recuerda dónde estaba a las 20:11 horas.
La noche del 29 de octubre es una de esas que no se olvidan nunca. La pasamos en el Ayuntamiento, casi sin agua, ni luz ni comida, formando una cadena humana para ayudar a los vecinos y salvar vidas. Fueron momentos muy duros, de angustia e incertidumbre, en los que sentimos una gran soledad institucional porque nadie nos avisó de la magnitud de lo que estaba ocurriendo.
Aun así, la respuesta ciudadana fue ejemplar. Los vecinos se volcaron y la llegada de la UME, con el catarrogí Fernando Costa al frente, marcó un antes y un después en la coordinación de la ayuda.
P- ¿Qué medidas de emergencia se pusieron en marcha de forma inmediata y qué valoración hace del dispositivo local?
Se activaron todos los recursos disponibles: Policía Local, brigadas municipales, Protección Civil, voluntariado y personal de servicios públicos. La respuesta fue inmediata y humana, aunque desbordada por la magnitud del desastre.
Desde entonces, hemos reforzado el dispositivo a través del CECOPAL, que se reúne semanalmente y de forma intensiva en periodos de alerta, con participación de servicios municipales, colegios, empresas públicas y comunicación.
P- ¿Cuál fue el principal daño y qué zonas siguen siendo más vulnerables?
El 100% del municipio quedó afectado. El principal daño se produjo en el alcantarillado, con más de 80 años de antigüedad y tramos conectados todavía a acequias. Esto provocó un colapso total de la red, especialmente en el barranco de Pelayo y el barranco de l’Horteta, dos puntos críticos agravados por la falta de capacidad de los colectores de Albal y la ausencia de infraestructuras hidráulicas adecuadas.
Ayudas, obras y actuaciones posteriores
P- ¿Qué ayudas han recibido y cómo ha sido la coordinación?
El Ayuntamiento adelantó casi un millón de euros en actuaciones urgentes. Más de medio millón se destinaron a la recuperación del tejido productivo local y a la limpieza del Puerto y la Albufera. Además, el Gobierno de España ha destinado más de 138 millones de euros para obras de reparación y restitución.
La Generalitat Valenciana ha concedido 384.110 euros para la modernización del polígono industrial. Estamos trabajando de la mano de todas las administraciones para que cada ayuda llegue donde se necesita.
P- ¿Qué obras se han ejecutado o están en ejecución? ¿Qué queda pendiente?
Las principales actuaciones se centran en la red de alcantarillado, cuya primera fase ha finalizado y la segunda ya está en marcha. También se han reparado calles hundidas, redes de iluminación, instalaciones deportivas y sistemas de riego en parques y jardines.
Avanzan proyectos como el de la Plaza Mayor, el nuevo instituto Berenguer Dalmau, la piscina municipal, el Museo Antonia Mir y la residencia de mayores. Además, se trabaja ya en el barranco de Pelayo, uno de los puntos más delicados.
Aprendizajes y planificación futura
P- ¿Qué lecciones deja la DANA para Catarroja?
Que la prevención salva vidas. Apostamos por la señalización inteligente, drones, megafonía, mapas de riesgo y tecnología aplicada a la seguridad. También es esencial reforzar la coordinación con el ámbito científico y académico para diseñar una ciudad más segura y sostenible.
P- ¿Se han actualizado los planes municipales de emergencia?
Sí. El CECOPAL coordina ahora una respuesta integral en episodios meteorológicos extremos. Hemos implantado nuevos sistemas de aviso, refuerzo policial, cierres preventivos y protocolos más rápidos y ágiles.
P- ¿Qué papel ha tenido la ciudadanía?
Fundamental. La participación ciudadana es clave en la reconstrucción. Las asociaciones y el voluntariado se han volcado junto al tejido empresarial local —ACYPE y AECA— para ayudar a las familias afectadas y a los comercios del municipio.
Mirando hacia adelante
P- ¿Hemos aprendido algo de aquel 29 de octubre?
Que el cambio climático ha llegado para quedarse y no podemos bajar la guardia. Que la prevención, la coordinación y la fuerza comunitaria son esenciales para proteger vidas.
P- ¿Qué mensaje quiere trasladar a los vecinos?
Reconocimiento por su fortaleza y solidaridad. Y esperanza: Catarroja avanza con paso firme hacia una reconstrucción más segura, sostenible y resiliente. No solo estamos reparando lo que se perdió: estamos construyendo el futuro.










