Sala Russafa acoge del 9 al 12 de octubre y dentro de su XV Cicle de Companyies Valencianes uno de los espectáculos vencedores de la edición de 2024. La formación valenciana La Hongaresa ganó con David los galardones al Mejor Texto, para Paco Zarzoso, y a Mejor Actor, para Enric Juezas de los Premios IVC Arts Escèniques. Además, había quedado nominado en otras categorías como Mejor Espectáculo, Iluminación o Dirección. Unos reconocimientos a los que se unió el Premi al Millor Espectacle en la Mostra de Teatre d’Alcoi 2024.
La combinación de una potente plástica, el humor negro y la humanidad de su trama atraparon a los jurados de sendos certámenes a la hora de valorar un proyecto cuya historia arrancó hace siete años y que ya encontró en 2022 su primer reconocimiento, el Premio Ciutat de València 2022 en la categoría de Teatro en Castellano.
«Los premios ayudan a visibilizar los espectáculos, necesitamos que se sepa que nuestro trabajo está ahí para que llegue al público. Antes se hacían pases previos para prensa, había mucho más espacio para la crítica teatral, pero todo eso está desapareciendo. Por eso es tan importante que no perdamos las ferias, los festivales y los galardones que nos ayudan a dimensionar el teatro como un acontecimiento. Es necesario que las artes escénicas tengan su espacio en la agenda cultural», explica Paco Zarzoso, autor y director de la pieza que Sala Russafa programa esta semana.
Zarzoso habla desde la experiencia de quien ha visto cumplir 30 años a la compañía que fundó junto a Lola López y Lluïsa Cunillé. Una formación que se une a otras veteranas como Albena, L’Horta Teatre, Micalet Teatre o Arden Producciones, por citar algunas de largo recorrido. Cada una con su estilo y que en los últimos meses han celebrado tres décadas de supervivencia.
David, una puesta en escena en blanco y negro para hablar de los grises, de los diferentes tonos de la soledad, la violencia y los vínculos familiares
El sello de Hongaresa está presente en David gracias a la creación de un ambiente donde flota cierto misterio, apostando por la poética y estética para remover las emociones. Su historia es sencilla, la de la convivencia de un padre impedido y su hijo. Una relación que cambiará cuando éste regrese de hacer unos recados en la calle, donde se ha encontrado con un personaje que obliga a cuestionar la visión que cada uno tiene sobre el otro y la verdadera naturaleza de su vínculo.
Un anciano que conversa con su pasado, los recuerdos de una vida como bucle infinito, la facilidad con la que una víctima puede convertirse en verdugo, los abusos de unas personas sobre otras en una cadena que parece imposible de romper y la esperanza de que sí pueda romperse. De todo esto habla el último espectáculo de la compañía de Sagunto, una pieza con tintes de comedia negra, que avanza de manera conmovedora conforme se va describiendo «el peor de los infiernos»: la soledad no deseada, aquella que llega por las circunstancias de la vida o como consecuencia de los actos cometidos.
David rondaba la cabeza de Zarzoso desde hacía siete años y se materializó cuando, tras una lectura dramatizada del libreto en Colombia, se decidió a poner en pie el montaje y entraron en el elenco Enric Juezas y Àngel Fígols. Vino entonces una fase de revisión conjunta del texto para acabar de redondear su traslado al escenario. Una contribución que se suma a un «impresionante» trabajo actoral por el que ambos recibieron la nominación a mejor intérprete en los premios del IVC.
«Consiguen trasladar con un dolor compartido, que cualquiera de los espectadores puede haber vivido directamente o en su entorno en una época cada vez más individualista», opina el dramaturgo quien apostó por un montaje «aparentemente desnudo» como una decisión estética para recrear las luces y las sombras del ser humano. De ahí la importancia de la iluminación expresionista creada por Mingo Albir, de la caracterización con tintes poéticos a cargo de Inma Fuentes, del vestuario de Adame y la escenografía de Los Reyes del Mambo. «Todos los elementos de la puesta en escena funcionan como un engranaje al servicio del texto y de unas interpretaciones capaces de retratar los abismos a los que se puede asomar cualquier persona», argumenta Zarzoso.
Desde el jueves al domingo, con cuatro únicas funciones, regresa a la cartelera valenciana esta propuesta sintética, que remueve un amplio abanico de emociones posibles, desde el humor al vértigo. Y que corrobora el elevado nivel artístico de los profesionales que intervienen en cada uno de los aspectos necesarios para poner en pie un espectáculo, constituyendo una muestra de la calidad y creatividad de la escena valenciana.