Fotos: Luis Timón.- El Cristo del Grao, una de las festividades más antiguas y arraigadas de los poblados marítimos de Valencia, ha cumplido este domingo otra celebración más. Han pasado ya 612 años desde que una imagen de Jesús crucificado llegaba a las aguas del Grao de Valencia flotando sobre una escalera y ennegrecida la madera por la acción del agua. Fue éste un hecho que por aquel entonces, 1411, corrió como la pólvora por lo que entonces se denominaba el Poble Nou de la Mar y que fue visto por sus habitantes como un milagro y, sobre todo, como un motivo de alegría y fervor religioso que perduraría siglos y siglos. Tras una breve disputa entre los vecinos del barrio de Russafa y los del Grao por hacerse con la imagen, la imagen se quedaba en éste último.
Las campanas de la cercana parroquia de Santa María del Mar repicaban de nuevo al tiempo que las salvas le hacían los honores sobre las Atarazanas. Tras la solemne entrada del 'Negret' en el templo, su imagen era depositada en el altar mayor a los pies de la Asunción de María, acompañada por la Junta de Gobierno de la cofradía, con el templo lleno a rebosar.
Este año han podido retomarse tradiciones muy arraigadas en este acto como el paso de los feligreses por la imagen para besarle los pies con la reverencia, que el año pasado aún no se llevó a cabo por las restricciones y la prudencia marcadas por la pandemia.