El ya exministro de Cultura ha finiquitado la cuenta de Twitter que ha supuesto su tumba política, aunque de momento mantiene la de Instagram
El utielano Màxim Huerta, exministro de Cultura y Deporte, que dimitió el pasado miércoles al conocerse que había defraudado a Hacienda 218.000 euros, ha cancelado su cuenta de Twitter, foco y origen de gran parte de sus ‘males de hemeroteca’. Precisamente la red social en la que no está, ni se le espera, su sustituto en el cargo, José Guirao.
De hecho, fueron algunos de los mensajes publicados por Huerta en Twitter referentes a los pagos a Hacienda los que ejercieron la mayor presión mediática y objeto de crítica por casi todo el mundo. Comentarios como «Estar al día con Hacienda ya no se lleva», de 2015, han pesado como una losa en la semana que ha durado su paso por la cartera ministerial.
Así, en lugar de la cuenta de Twitter de Màxim Huerta, encontramos el típico mensaje 404 de «Lo sentimos, esta página no existe».
Pero al margen de los problemas con el fisco, es la primera vez que las publicaciones en una red social acaban con la carrera política de un cargo público en nuestro país o que, al menos, ayudan a desembocar en una renuncia como la protagonizada por el valenciano de Utiel el pasado miércoles. Un hecho que, cuanto menos, y tras episodios como el de Gintonic y otros casos de similares características, debería provocar una reflexión sobre el uso de las Redes Sociales y la responsabilidad y consecuencias de lo publicado en ellas.
Entre los últimos tuits publicados por Màxim Huerta antes de cancelar su cuenta en Twitter, destaca el que reza así: «Para defender aquello que más amas, a veces es necesario retirarse». Casi, casi, un epitafio que ha sido seguido de un ‘fundido a negro’ virtual.