Los símbolos religiosos del Cementerio General de Valencia protagonizan hoy un nuevo gran revuelo entre la ciudadanía ante el anuncio hecho ayer en una emisora local de radio, en boca de la concejal de cementerios, Pilar Soriano, de que se retirarán del crematorio y el tanatorio municipales la imagen de la Virgen, así como los crucifijos y símbolos religiosos, que serán repuestos solo en caso de que los familiares del difunto, en cada caso, así lo soliciten.
El hecho en sí no debería sorprender en un gobierno municipal dispuesto a abandonar la preponderancia de elementos marcadamente religiosos para convertir todo elemento de acción o interacción municipal con los ciudadanos y ciudadanas en totalmente desvinculado de creencia o fe alguna, de modo que se garantice la libertad de cada individuo a la hora de profesar -o no- la que él desee.
Lo realmente paradójico de la medida está, por un lado, en la elección del momento en el que hacer el anuncio -en vísperas de Todos los Santos-, lo que puede hacer pensar en que se ha escogido la fecha ex profeso para darle mayor repercusión o énfasis a esa medida y, por el otro, concretamente en la retirada de la imagen de la Virgen, que ya disponía de un mecanismo por el que quedaba oculta cuando los ciudadanos no profesaban la fe católica o así lo requerían. La medida, por tanto, se centra más en la situación por defecto más que en la posibilidad o no de mostrar imágenes.
El fenómeno se ha 'viralizado' rápidamente e incluso se ha emprendido una recogida de firmas en contra de la medida en la popular web de iniciativas online HazteOir.org, con más de 26.000 adhesiones en el momento de la redacción de este artículo.
LA MISA DE DIFUNTOS, A LA CAPILLA
Otro de los elementos que todos los años suele congregar a cientos de fieles, tanto en el Cementerio General de Valencia como en otros como los de Cabanyal, Benimaclet, Campanar, etc., es la misa de difuntos, que en el caso concreto del primero se venía celebrando al aire libre ante el gran número de personas congregadas. El Ayuntamiento de Joan Ribó ha trasladado esta celebración a la capilla, que tiene una capacidad de apenas 25 personas. El problema evidente sigue sin solución, a pocos días del Día de Todos los Santos.