El tramo bajo del río Serpis ha aparecido seco y con multitud de peces muertos. Asociaciones ambientales, ayuntamientos y ciudadanos muestran su indignación por la reducción del caudal a tal nivel que es insuficiente para mantener la vida que el río alberga, en un momento en el que la reserva de agua es suficiente para permitir tanto el caudal ecológico como el uso para el riego. A criterio de todos ellos, es necesaria una mejor gestión del agua y una mayor vigilancia y control para que este tipo de hechos no vuelvan a producirse.
Incumplimiento del caudal ecológico
Miembros de la Plataforma Ciutadana per a la Defensa del Riu Serpis han constatado durante la mañana del viernes que no existía caudal alguno en el río Serpis en varios tramos bajo el azud d’en Carròs, localizado en el término municipal de Villalonga. La mortandad de peces, así como el cauce seco indican claramente que el caudal mínimo establecido para el Serpis en el Plan Hidrológico es claramente insuficiente para cumplir con las funciones propias de los caudales ecológicos, como son mantener la vida en el ecosistema acuático y mejorar el estado ecológico de las masas de agua.

Según datos públicos del Sistema Automático de Información Hidrológica de la Confederación Hidrográfica, el
embalse de Beniarrés ha liberado desde junio un caudal suficiente para permitir que el río Serpis desemboque en el mar, dotando de una vida al río durante los meses de verano como hace años que no se veía. Sin embargo, a partir del lunes 28 de septiembre los caudales liberados se redujeron drásticamente, ya que desde ese día el volumen de agua embalsada se ha mantenido prácticamente constante. Desde entonces, el río se ha quedado seco y se ha producido una gran mortandad de peces, macroinvertebrados y otros grupos de fauna acuática en numerosos puntos del tramo final. Un fenómeno con un impacto ambiental devastador, totalmente irreversible, y que resulta inconcebible en la situación actual tanto de gran reserva hídrica en el embalse (valor superior a la media de los últimos 10 años) como de proximidad a las lluvias de otoño.
Tanto la gestión del embalse de Beniarrés como la del azud d’en Carròs son claves para poder compatibilizar el cumplimiento de los caudales ecológicos, los derechos de los usuarios de regadío y el control del riesgo de inundación. En este sentido, desde la Plataforma del Serpis se remarca que no es admisible que la gestión del azud d’en Carròs por parte de la Comunidad de Regantes Riu de Alcoi, así como el control de caudales del embalse y la vigilancia del dominio público hidráulico por parte de la Confederación Hidrográfica no garanticen el caudal mínimo ecológico. Esto indica la falta de coordinación o de entendimiento entre la administración del agua y los regantes.
La legislación vigente (Texto Refundido de la Ley de Aguas, Reglamento del Dominio Público Hidráulico, y
Reglamento de Planificación Hidrológica) establece que los caudales ecológicos son una componente obligatoria de los planes hidrológicos, y constituyen una restricción que se impone con carácter general, previa a los distintos usos del agua. Por lo tanto, el caudal mínimo ecológico supone una limitación estructural del sistema y el río Serpis, al tratarse de río permanente, nunca debería quedar seco. Conviene recordar que el río Serpis no se secaba generalmente en verano, sino que la extracción excesiva de agua hizo que este fenómeno se hiciese común desde finales de los años 80.

Es por ello por lo que los miembros de la Plataforma esperan que tanto la Confederación Hidrográfica como la Comunidad de Regantes expliquen las causas de lo ocurrido y que se pongan urgentemente los medios necesarios para que este tipo de situaciones no vuelvan a ocurrir. En este momento la coordinación, así como la adaptación necesaria para una medición fiable del caudal mínimo, resultan condiciones indispensables para una amplia ciudadanía.
Afección a la fauna y flora
Este hecho, aunque puntual y del que aún se desconoce si se trata de un fallo humano en la gestión del azud, ha tenido un impacto devastador, especialmente en la fauna acuática. Lejos de ser un caso aislado, es más bien un problema recurrente que permanece en la memoria de muchos ciudadanos de la Safor y que, por ejemplo, ha sido denunciado en prensa en repetidas ocasiones por los miembros de la Asociación Centre Excursionista la Madrilla de Potries, que incluso han realizado voluntariamente rescates de urgencia de la fauna piscícola que había quedado aislada en las últimas pozas con agua del río.
El río Serpis alberga especies como la anguila, catalogada como especie “vulnerable” en España y “en peligro crítico” a nivel mundial. La alteración de su hábitat natural es uno de sus principales factores de amenaza, junto a las infraestructuras que impiden su migración, fundamental para completar su ciclo biológico. Por ello resulta
inconcebible que justo al inicio de la época de lluvias, coincidente con la migración de la anguila, se hayan dejado secos casi una decena de kilómetros de río, afectando de manera irreparable a la población de esta especie.
Otras especies autóctonas del Serpis como el barbo mediterráneo, el cachuelo valenciano o la gamba de agua dulce valenciana también se han visto gravemente afectadas. Además, la pérdida de continuidad fluvial y reducción del caudal también tiene consecuencias sobre los herbazales y especies arbustivas y arbóreas de ribera.