Jimmy Entraigües.- Los amantes de la buena literatura están de enhorabuena. Si bien la editorial Olé Libros contaba ya con la colección ‘Vuelta de Tuerca Poesía’, centrada en la publicación de las antologías de algunos de los más destacados poetas de nuestro país como Ricardo Bellveser, Jaime Siles, Rafael Soler, Francisca Aguirre, José María Álvarez, Pedro J. de la Peña o Luis Alberto de Cuenca, ahora nace ‘Vuelta de Tuerca Narrativa’. La nueva línea se estrena con la publicación de ‘Viaje a la duda’, de Antonio Gómez Rufo, obra galardonada con el III Premio de Novela Negra de la Institución Alfons el Magnànim que se sitúa como “un poderoso relato en el que se conjugan la intriga y la tensión propias del género con la precisión y la inteligencia narrativa del autor”, indica la editorial.
Goméz Rufo, es autor de los guiones de la serie de televisión ‘Blasco Ibáñez, la novela de su vida’ y de la película ‘París-Tombuctú’, ambas dirigidas por Luis G. Berlanga. Es autor de las biografías ‘Berlanga, contra el poder y la gloria’ y ‘Luis G. Berlanga, la biografía’. Licenciado en Derecho, fue asesor de la Filmoteca Española y director del Teatro Fernán-Gómez Centro Cultural de la Villa. Ha escrito y dirigido las obras de teatro ‘Intimísimas’ y ‘Muñecas de cristal’, así como el cortometraje ‘El aprovechamiento industrial de los cadáveres’. Cabe decir que la colección ‘Vuelta de Tuerca Narrativa’ incluirá en breve a consagradas plumas como Rafael Soler, Joaquín Leguina o Espido Freire.
Pregunta: ¿Qué te movió a escribir una novela negra, alejada de tus habituales géneros?
Antonio Gómez Rufo: Cuando se encuentra una historia y tienes la necesidad de contarla, lo del género es secundario. Además, hoy en día, las novelas propenden a ser intergenéricas. Ya había escrito ‘La noche del tamarindo’ y ‘Adiós a los hombres’, con aspectos sustanciales de la novela negra, así es que no es mi primera experiencia, aunque quizá escribir una novela negra en ambiente rural no se hacía desde los años 50 y 60, las de García Pavón. Ahora hay otras muchas, alguna de ellas llevadas al cine, incluso.
P.: ¿Qué cuestiones fundamentales planteas en ‘Viaje a la duda’?
A.G.R.: La amistad, algo esencial. También la voluntad de llevar hasta el final una investigación criminal por encima de las debilidades humanas del investigador. Pero, sobre todo, la injusticia histórica de la España abandonada ayer, hoy y siempre. Me apetecía describir cómo se comportaba el poder político con la España desolada de Extremadura, Andalucía y Castilla, tercermundista como mínimo. En esta novela se pone en evidencia esa injusticia social, porque eran territorios y lugares que solo se descubrían y atendían cuando vivían una situación excepcional, como la que se cuenta en esta novela.
P.: ¿Cuál es el género en el que te encuentras más cómodo y por qué?
A.G.R.: No tengo preferencias. Depende de la historia que quiera contar. Por eso mis novelas pueden suceder en la actualidad o en diferentes momentos de la historia de la humanidad y con cualquier temática. Así, el género depende de la trama, la obra no es preconcebida. Cada historia requiere un momento, unos personajes, un ambiente, un lugar geográfico y una manera de contarse.
P.: ¿Cómo surgió la idea de escribir Viaje a la duda?
A.G.R.: Por la peculiaridad de un pueblo existente, Rihonor de Castilla, que es una localidad partida en dos, bajo soberanía española y portuguesa. Familias separadas y hasta casas en las que unas habitaciones son portuguesas y otras españolas. Me parecía reseñable ese tipo de población con regímenes tan diferentes como la dictadura de Salazar y la República española, en 1935. Y a partir de ahí, la trama evidencia la peculiaridad.
P.: La pareja formada por el agente de policía y el niño es muy especial… ¿Cómo se te ocurrió?
A.G.R.: Me pareció el modo de confrontar la España de 1935 y la que iba a ser en el futuro. Dos mentalidades, dos perspectivas de la vida, dos Españas que tenían que colaborar para preservan un país que perdurará a pesar de las dificultades.
P.: Esta novela fue reconocida con el III Premio de Novela Negra otorgado por la Institució Alfons el Magnànim. ¿Qué supuso para ti dicho premio?
A.G.R.: Agradecimiento. Y la reafirmación de que la novela merecía ser dada a conocer a los lectores. Tenía dudas iniciales, como las de cualquier autor cuando valora su propia obra, pero el reconocimiento público me confirmó que podía ponerla a disposición de los lectores.
P.: A la hora de escribir, ¿piensas en el lector o escribes para ti?
A.G.R.: Yo creo que nunca hay que pensar en nada que no sea estar conforme con lo que se hace y cómo conseguir que lo imaginado se plasme de manera correcta. Los lectores juzgan después, pero lo primero es el juicio del propio autor. Si uno mismo se aprueba, aunque siempre exista alguna duda, los lectores lo harán también. Si no, es difícil que sean indulgentes con la imperfección literaria.
P.: ¿Eres un escritor de brújula o de mapa? ¿Te pones a escribir tal y como se te ocurre o planificas hasta el último detalle?
A.G.R.: Mi metodología es la planificación exhaustiva. Cuando empiezo a escribir ya sé todo lo que va a suceder; cómo y con qué mimbres poner en pie la novela. Para mí, escribir es redactar cuidadosamente todo lo que ya he decidido, sean la trama, los personajes, el momento, el tiempo, el aroma… Solo me permito improvisar en los diálogos, pero siempre que no rompan ninguna intención.
P.: ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de tu carrera literaria?
A.G.R.: Lo mejor, transitarla. Llegar hasta aquí consciente de que casi medio siglo después todavía hay quien quiere publicar mi obra y quien se anima a leerla. Lo peor, nada. Todo ha sido un viaje satisfactorio, un sueño de infancia cumplido. Viaje con alegrías y frustraciones imprevistas, como hay en todo viaje. Pero sigo subido en el tren, eso es lo importante y además está muy bien.
P.: En líneas generales, ¿qué opinas de la situación de la cultura en España?
A.G.R.: Para decir todo lo que pienso necesitaría dar una conferencia demasiado extensa. Diré solo que en España hay muchos más creadores fantásticos que responsables políticos merecedores de gobernar la vitalidad cultural del país. Y eso paga un precio altísimo. Creo que la mayoría de los creadores y artistas de todos los sectores culturales coincidimos en el abandono permanente de la cultura española, y eso incluye a gobiernos de todas las ideologías, con matices minúsculos. Y eso ha quedado demostrado en 2020, que la cultura es el refugio de las emociones. En fin, que muchos tenemos envidia de lo que sabemos de Francia, Alemania, Inglaterra…