Generar confianza en el público es la máxima aspiración de una temporada teatral que arranca en Sala Russafa arropada por un protocolo de seguridad e higiene, tanto para los espectadores como para los trabajadores, alumnos y artistas que van a pasar por el Centre Cultural i Docent alojado en el barrio de Ruzafa. «Estamos convencidos de que la cultura es segura y queremos que nuestro espacio sea un lugar donde sentirse protegido, en el que disfrutar de un buen espectáculo y olvidarse de todo lo demás», señala Juan Carlos Garés, director de centro.
Ahora se cumple una década desde que levantaron oficialmente el telón. Nada que ver la actualidad con aquel panorama, que también era complicado por una crisis económica que acumulaba sus efectos desde hacía un par de años. «Fue muy arriesgado inaugurar entonces, una cuestión de pura vocación, lo mismo que esta reapertura. Pero durante los 6 meses de cierre temporal al que nos vimos abocados por el estado de alarma, hemos pensado mucho en cómo queríamos que la gente volviera a disfrutar del teatro. Y estamos tratando de responder a las necesidades de un público que creemos que también tiene ganas de regresar a las butacas», apunta Garés.
THREESOME levanta el telón en la décima temporada de Sala Russafa
La programación de esta nueva temporada incorpora junto a las nuevas propuestas aquellas que no pudieron llevarse a cabo en los meses de marzo, abril y mayo por el cierre temporal dada la crisis sanitaria.
Es el caso de Threesome, una pieza de la compañía Alarcón&Cornelles, que se incluía en Cicle de Companyies Valencianes con el que el teatro, desde su inauguración apoya al talento de los profesionales de la escena autonómica. Del 17 al 20 de septiembre y dentro del programa Oh! La Cultura Tardor del Institut Valencià de Cultura, se estrena la versión para escenario de esta pieza, estrenada en el Festival Russafa Escénica 2019, en un espacio no convencional. Ahora se muestra una nueva puesta y dirección de escena para esta versión libre de Tape, obra del norteamericano Stephen Belber, que también fue llevada al cine protagonizada por Ethan Hawke, Robert Sean Leonard y Uma Thurman.
Jerónimo Cornelles firma y dirige esta versión que salta ágilmente entre el humor negro y el drama, trayendo la trama al contexto español para reclamar cambios legislativos que distingan la violación del abuso sexual.
«Junto a la programación regular, vamos a seguir trabajando para promover la escena con nuestras residencias creativas, de las que en 2020 disfrutan 5 compañías. Y con la formación, que se mantiene con talleres de teatro, danza y danza-teatro», explica Juan Carlos Garés. El objetivo es recuperar la actividad en todas las facetas del centro cultural, adecuándose al momento presente.
Protocolos para garantizar la seguridad en la vuelta al teatro
Son muchos los detalles que conforman las medidas de seguridad de Sala Russafa. En la línea docente, se ha reducido el número de alumnos en los grupos y el uso de mascarillas es obligatorio durante unas clases en las que se ha adaptado la metodología para mantener las distancias entre alumnos. Unos criterios que también se aplicarán a las muestras de final de curso, escogiendo piezas y trabajando la puesta en escena para reducir el contacto entre los intérpretes.
En su contratación, los artistas que pasen por el escenario del teatro se comprometen con cláusulas de medidas de prevención del contagio, además de una declaración responsable de cada compañía. Y el personal del centro, además de llevar mascarillas y guantes en la apertura al público, ha minimizado su contacto con los espectadores.
Los programas de mano se han sustituido por códigos QR para poder consultar desde el móvil la información de cada pieza y se anima a la compra anticipada a través de la web del teatro, con un sistema que automáticamente bloquea las butacas contiguas en el momento de la venta para respetar las distancias. De esta manera, se evita pasar por taquilla y la impresión de las entradas. No obstante, el servicio de venta presencial seguirá activo.
La cafetería se ha sustituido por máquinas de vending para prescindir de la manipulación de bebidas y alimentos. Se han distribuido cuatro puntos higiénicos, con geles hidroalcohólicos para facilitar la higiene de manos. Y se ha marcado el tránsito de direcciones dentro de las instalaciones para aumentar su fluidez.
Antes de las funciones, cada una de las butacas y los espacios comunes serán vaporizados con un robot desinfectante, Nanokill. El aforo del teatro se ha limitado a un máximo del 75% y el público deberá de mantener la mascarilla correctamente colocada durante todo el tiempo en que permanezca en el centro. Además, una vez finalizada la representación, la salida se organizará por filas para evitar la confluencia de públicos.
«Está todo muy pensado y acorde a las recomendaciones sanitarias. Hay carteles informativos con las nuevas normas de uso distribuidos por la sala porque queríamos que la gente se sintiera protegida en todo momento«, explica Juan Carlos Garés, consciente de la necesidad de generar confianza para que la asistencia a espectáculos entre a formar parte de manera generalizada en la nueva normalidad. «El teatro es un arte vivo. Durante el confinamiento ofrecimos una programación digital porque era imposible hacerlo de otra manera. Pero, siempre que sea posible, apostamos por la experiencia que supone ver e interpretar una obra en directo. El clima que se crea, la comunicación con el público, es completamente distinta, la que corresponde a una vivencia única e irrepetible», concluye el director del teatro, animando al público a volver a sentir la emoción del directo.