Voces expertas relacionan el retraso en la edad de maternidad a las largas jornadas laborales, la ausencia de corresponsabilidad de los padres y a la propia legislación | El perfil de mujer con trabajo que recurre a la reproducción asistida “ha ido retrasando el momento por agotamiento y cuando se quiere dar cuenta tiene cuarenta años”
La edad reproductiva y la social no necesariamente van a la par, especialmente en el caso de las mujeres. El retraso en la edad para convertirse en madres –las españolas tienen su primer hijo a los 32,27 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE)- ha desembocado en muchas ocasiones en la necesidad de recurrir a la medicina reproductiva para lograr un embarazo, un aspecto a tener en cuenta en el marco del Día Internacional de la Mujer, que este año Naciones Unidas impulsa bajo el lema Por un planeta 50-50 en 2030.
La incorporación masiva de la mujer al trabajo y las nuevas perspectivas laborales explican, en parte, la tendencia del retraso de la edad de la maternidad. Según los últimos datos publicados por el INE, en el año 2014 un total de 11.572 mujeres dieron a luz cuando tenían 40 años exactamente. El paso del tiempo, no obstante, corre en contra de la fertilidad femenina. De hecho, “entre un 50% y un 60% de mujeres a partir de los 40 años necesita óvulos de donantes para poder quedarse en estado, ya que los propios no siempre son óptimos para la concepción”, asegura el doctor Ricardo Delgado, especialista en reproducción asistida en Accuna.
Al contrario que ocurre con el hombre, que regenera el esperma cada tres meses aproximadamente, la mujer nace con una dotación determinada de óvulos. Tanto la reserva ovárica como la calidad de los ovocitos disminuye conforme cumple años. “A los 35, las posibilidades de concepción disminuyen considerablemente y a partir de los 40 años la fertilidad cae en picado”, confirma el doctor Delgado.
El agotamiento y los ‘horarios eternos’
La mujer que recurre a la reproducción asistida no responde a un mismo patrón, de acuerdo con la dilatada experiencia en el sector de este especialista, pues “encontramos todo tipo de perfiles y muy variopintos”. En opinión de María Gómez del Pozuelo, fundadora de Womenalia -una de las redes profesionales de mujeres y emprendedoras de referencia- las mujeres que retrasan su maternidad por cuestiones laborales no siempre ocupan puestos de primer nivel en las empresas, pues “no es una cuestión del cargo, sino de trabajar en compañías con horarios eternos. Las empleadas van retrasando el momento por agotamiento y cuando se quieren dar cuenta tienen cuarenta años”.
Si bien la lucha histórica de las mujeres pivotaba sobre el derecho a entrar en el mundo laboral, ahora una de las puntas de lanza de su reivindicación pasa por que la faceta profesional no eclipse la familiar. Gómez del Pozuelo insiste en que la clave se encuentra en que las entidades apuesten por “la flexibilidad productiva” y por “normalizar las licencias de maternidad, así como repartirlas al 50% entre los progenitores”.
Por su parte, Capitolina Díaz, profesora de Sociología en la Universitat de València y presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, defiende que este fenómeno “afecta a todo tipo de mujeres, desde las que se encuentran en situación de precariedad laboral hasta las ejecutivas. Las primeras se ven obligadas a una disponibilidad total al trabajo que ocasionalmente les puedan ofertar y no pueden realizarse como madres si ése es su deseo y las segundas se encuentran con mal acoplamiento de horarios y de vacaciones, pues el calendario laboral y escolar deberían coincidir, además de la falta de corresponsabilidad de los padres”.
Legislación y corresponsabilidad de los padres
En este sentido, Díaz lamenta que “sólo el 3% de los hombres tomen entera o parcialmente alguna de las diez últimas semanas de la licencia por el nacimiento de una criatura, que puede disfrutar o bien la madre o bien el padre”. Además, mantiene que la legislación, tal y como está planteada ahora “tampoco ayuda a la corresponsabilidad de los padres”.
“Ante esto las mujeres se ven, a menudo, en la tesitura de elegir entre una profesión o la maternidad, mientras que los hombres no”, insiste Díaz, al tiempo que añade que “el momento de consolidar un puesto de trabajo suele coincidir con el mejor periodo reproductivo de la mujer, por lo que tienen que recurrir después a los avances tecnológicos para quedarse embarazadas”. “Y esto –reitera- no afecta a los varones”.