Continúa la tragedia que se cierne sobre la avifauna de la Comunidad Valenciana en general, y las aves rapaces en particular. Tal y como ha informado la asociación para la defensa de la naturaleza al sur de Valencia (ADENSVA), hoy hemos de lamentar la muerte por electrocución de otra águila pescadora en la Comunidad Valenciana.
El pasado miércoles, 25 de noviembre, un ejemplar joven de águila pescadora yacía inmóvil sobre la cruceta de un apoyo eléctrico situado en una urbanización de Xàbia. El ave, que estaba anillada en Finlandia, se encontraba realizando la migración otoñal a la búsqueda de un territorio para pasar el invierno, tal vez en alguno de los humedales de la Comunidad Valenciana o bien preparando el gran salto al continente africano.
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El águila pescadora (Pandion haliaetus), ave accipitriforme de la familia Pandionidae, se encuentra en una situación crítica, estando catalogada como especie en peligro de extinción en gran parte de sus antiguos territorios y figurando en el anexo 1 de la directiva europea de aves, siendo la electrocución su principal causa de mortalidad hoy en día.
La ruta migratoria ancestral que transcurre por el arco mediterráneo constituye hoy en día una trampa mortal para las aves, al ser el nuestro uno de los territorios más electrificados del mundo. Aquí mueren por electrocución infinidad de rapaces de todo el continente europeo hasta un punto que podría acabar con un toque de atención de Europa cuando no en una sanción por incumplimiento de la Ley de Responsabilidad Medioambiental por parte de España.
Por si fuera poco, el nuevo plan para ampliar las zonas de protección de la avifauna frente a la colisión y la electrocución que se encuentra en fase de instrucción pretende excluir esta zona costera, cuando es una evidencia que en ella se ha registrado un total de más de 40 electrocuciones y, por otra parte, también lo es el hecho de que las aves rapaces ejecutan su migración a través de territorios muy cercanos a la costa.
Para muestra, un botón. En los últimos 10 días han muerto tres águilas perdiceras sólo en la Comunidad Valenciana. El 9 de noviembre murió por colisión con línea eléctrica en Cortes de Pallás un ejemplar adulto, el 16 de noviembre murió ahogado en una balsa de riego de Estivella carente de dispositivos de salida un macho, y el 18 de noviembre se localizó herido cerca de un tendido en Utiel un precioso ejemplar que acabó siendo eutanasiado ante la imposibilidad de recuperación.
Esta elevada tasa de mortalidad en ejemplares adultos acabará por extinguir como reproductoras a las águilas perdiceras en la CV, mientras los responsables del departamento de vida silvestre se obstinan en que la especie siga como vulnerable cuando se encuentra en peligro de extinción en las comunidades autónomas colindantes como la de Murcia y la de Castilla la Mancha, algo que en opinión de Adensva es una manera de no adquirir mayores responsabilidades sobre una especie abocada a la extinción si no se eliminan sus principales causas de mortalidad.
De seguir esta tendencia, 2020 se cerrará con cerca de 300 aves localizadas muertas por interacción con los tendidos eléctricos, entre ellas, 58 cernícalos, 34 busardos ratoneros, 15 buitres leonados, 86 búhos reales, 12 águilas calzadas, 8 águilas perdiceras, 4 águilas culebreras y un sinfín más de especies, lo cual supone una pérdida de biodiversidad completamente insostenible.
Las presas potenciales de estas aves, algunas de ellas portadoras de enfermedades, ante la ausencia del proceso ecológico esencial de la depredación podrán convertirse en un momento dado en un formidable vector de propagación. En un medio natural rico en especies, los animales enfermos son depredados rápidamente al perder su capacidad de defensa, desapareciendo con ellos las enfermedades que portaban, de ahí la importancia de la biodiversidad y sus procesos ecológicos asociados.
Los tendidos eléctricos sin protección, balsas de riego sin dispositivos de salida para que cualquier animal o persona que entre voluntaria o accidentalmente en ellas pueda salir, o la instalación indiscriminada de cristaleras se están llevando por delante a todas aquellas criaturas que garantizan que todo siga funcionando.
Sin ninguna duda los próximos 10 años serán vitales para revertir todas aquellas injerencias que impiden que el sistema Tierra pueda desarrollar los procesos ecológicos esenciales que permiten la vida en él.